El rol del médico pediatra es fundamental en la vida del niño y en la dinámica familiar. El objetivo es acompañar su buen crecimiento y desarrollo, desde el nacimiento hasta su madurez, con la conciencia de la enorme cuota de confianza que los padres depositan en el profesional.

La correcta evaluación periódica y la detección temprana de patologías orgánicas y del desarrollo, cuando las hubiere, requiere de formación y experiencia, con el fin de reconocer las señales que puedan permitir un abordaje tempestivo de la situación.